


Me ha llamado mucho la atención una encuesta divulgada recientemente por la Asociación de Cerveceros para favorecer el consumo de su bebida. Preguntados por el compañero ideal para irse de cañas, los hombres españoles mencionan en primer lugar a José Luis Rodríguez Zapatero; en segundo lugar, al conductor de Fórmula 1, Fernando Alonso, y en tercero, a Mariano Rajoy. O sea, que a un español medio se le concede la posibilidad de seleccionar a quien quiera para irse de bares, sin restricciones geográficas ni de género ni de ningún tipo, y nombra a uno de estos tres individuos, más bien marmolillos y que para colmo están ya todo el día en la televisión. Qué raro que no aparezca Raúl, que posee un perfil similar.
Las mujeres españolas optan por personas del otro sexo, lo que indica que son muchísimo más ligonas. Tras el presidente del Gobierno, se decantan por Joan Manuel Serrat y después por Antonio Banderas. Algo así como si los hombres hubieran elegido a María del Mar Bonet y a Penélope Cruz.
Como demuestra Eduardo Punset en su programa, al mundo le sobra gente interesante con quien sería muy provechoso y divertido compartir una cerveza, aunque fuera caliente y en inglés. No sé si uno de ellos sería el propio Punset, pero esto ya es otra historia.

Las mujeres españolas optan por personas del otro sexo, lo que indica que son muchísimo más ligonas. Tras el presidente del Gobierno, se decantan por Joan Manuel Serrat y después por Antonio Banderas. Algo así como si los hombres hubieran elegido a Maria del Mar Bonet y a Penélope Cruz
También hay miles de mujeres atractivas que tal vez con unas cuantas cañas ganarían en cercanía: Scarlett Johanson, por ejemplo. Pero los varones españoles no quieren ligar ni aprender cómo funciona el cerebro. Prefieren irse de tapas con dos políticos y un conductor de bólidos, ninguno de los cuales destaca por su elocuencia ni por su chispa. Incluso a uno le apodan Sosomán sus compañeros de partido. Resulta difícil entender la elección, la verdad, salvo que el personal quiera reírse con las mismas tonterías que ya divulgan las televisiones machaconamente: que si el plan Ibarretxe, que si los trasvases, que si la crisis del PP, que si Hamilton es un trepa.
La encuesta evidencia que los españoles somos unos charlatanes que no sabemos escuchar, y acudimos a los bares para desahogar nuestra verborrea; seguramente porque no podemos permitirnos la contratación de un psicoanalista (habría que dejar de pagar la hipoteca) y el confesionario sólo sirve para arrepentirse de los pecados, no para alardear de ellos.
A partir de esta constatación, se pueden distinguir tres clases de charlatanes. Los que se inclinan por Zapatero serían los chistosos, pues necesitan un oyente que sonría permanentemente para salvaguardar su autoestima. Quienes se decantan por Fernando Alonso desean a un oyente más huraño, reconcentrado y siempre dispuesto a llevar la contraria si no está de acuerdo. Estamos ante los discutidores de barra. Y, por último, se encuentran los que prefieren a Mariano Rajoy, que optan por un espectador perplejo, que ante los sobresaltos de la narración abra los ojos con estupor. Son los contadores de historias de terror, supongo.

Un agujerito negro | 18-09-2008
Especial relevancia | 12-09-2008
La pureza editorial | 31-07-2008
Animales de compañía | 25-07-2008
Fuera máscaras | 17-07-2008
Cambio climático | 10-07-2008
Opio a espuertas | 3-07-2008
Síndrome de Estocolmo | 26-06-2008
La era de la palabra escrita | 19-06-2008
Foral y española | 12-06-2008
