


Omnium cultural, la entidad que convocó la manifestación Pro-Estatut, afirma que 1,5 millones catalanes se dieron cita en la manifestación celebrada en Barcelona al grito unánime de independencia(¡). La empresa Lynce, apoyándose en 18 fotográfias áereas hace una estimación de asistencia de entre 56.000 y 67.000 personas. Y Omium, asimismo, afirma que se trató de una prueba de civismo. El adjetivo ‘cívico’, desde hace décadas, se invoca para emboscar las peores felonías. España, las administraciones públicas (el Estado) celebran todos los días la ceremonia de la confusión. Y fruto de tanta delectación por el trágala y la impostura, hemos llegado al enclave donde nos encontramos, un lugar al que es más fácil llegar y del que es díficil salir. El derecho de usar el español y el deber de conocerlo, un precepto constitucional, la lengua oficial de España, es un precepto en suspenso para el 36% de los españoles. Y a nuestra clase política (PP, PSOE, CiU, PNB y BNG), semejante tejemaneje le parece plural y sobremanera enriquecedor. Machacar los derechos y obligaciones del 36% de la población es pauta que nuestra clase política, sin distinción, considera enriquecedor (la Comunidad Valenciana y Galicia están gobernadas por el PP, y el gobierno del País Vaso, que última su plan de inmersión lingüística está sostenido, activamente, por el PP).
Humillando al 36% de los españoles, se humilla a la totalidad. Nos convertimos todos en consentidores e imprescindibles apoyos para consumar la barbarie. Ganar el mundial de fútbol actúa como contrafuerte, es el envés, la contraparte de nuestro otro lado siniestro: el que fomenta la degradación moral colectiva a la que somos afectos por acción u omisión. Recuerden que según los medios de comunicación de masas, se manifestaron 1,5 millones de catalanes en una manifestación pro-Estatut, al grito unánime de independencia y de manera cívica. ¿Qué parte no han entendido? El deporte de pisotear los derechos civiles y políticos de los españoles, por si existen dudas ontológicas, es de naturaleza troglodítica y es bestialismo en estado puro. El supuesto enriquecimiento, el que se deriva de la humillación colectiva, es una fantasía, un deliro que sostienen los únicos beneficiarios: el 0,001% de la población, la clase política. Los errores cuando son muy graves y son colectivos se pagan siempre. Está escrito en todos los libros de historia y no se conocen excepciones.
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