


Análisis. Hace mucho tiempo que anuncié, en estas mismas páginas, con algún adelanto, y lo repetí por activa y por pasiva, con argumentación muy variada, todas ella atinente, de vivísimo interés, que las administraciones públicas se comportarían como una aspiradora: se quedarían con el ahorro español con gravísimas lesiones para la economía productiva, la real, la única. Dije que las administraciones públicas, el estado en formato grueso, serían el segundo motor del secarral crediticio y que se necesitaban medidas extraordinarias, aceptando la gravedad de la crisis.
En estos instantes, la mayor parte de procedimientos e interpretaciones funcionales que caracterizan a nuestra sociedad ya son obsoletos y nos hablan más de una sociedad extravagante que de una sociedad atenta
Entonces, el que esto suscribe, recibió severas recriminaciones, por interpretaciones que muchos consideraron apocalípticas y ajenas a la ciencia económica. Estoy recibiendo, desde hace unos meses, mensajes en sentido contrario, en los que reconocen la calidad de aquellos análisis: “tenías razón, afirmativo”. Bien, es anecdótico. Lo que no son anecdóticos son los errores fatales de apreciación, que persisten, y la ausencia de diagnósticos sobre la crisis. Ausencia de interpretaciones objetivas en el gobierno y en la oposición, no importa qué tipo de oposición. No basta con gastar menos y ahorrar más. Que sí. Se necesitan interpretaciones cabales que ayuden a salir, lo más rápido posible, del abismo en el que hemos caído. Pues nada. Silencio sepulcral. Tirarse los trastos a la cabeza no es una opción, pero en estos momentos es la única opción de la que son capaces los partidos políticos y la cohorte de expertos que les hacen la ola y que pueblan las tribunas de opinión.
:: Las concecuencias
Las administraciones públicas para garantizar su actividad ordinaria, necesitan imperativamente, acudir a la emisión de deuda y necesitan, imperativamente, que el sistema financiero reserve toda su capacidad de crédito para atender sus necesidades. El Sistema Financiero y el Estado se han convertido en aliados naturales. El sistema político emite dinero al 1% y la banca, sin dudarlo, se lo presta a los que lo emiten, a las distintas administraciones públicas, al 3,49% (Alemania) o al 4% en el caso de España. ¿Cómo calificar lo que está ocurriendo? Para la ciencia económica es un fenómeno convencional. ¿Sigue siendo un fenómeno convencional si contempla desde la perspectiva del Derecho Penal?
A la falta de crédito por el desmoronamiento del sistema financiero, secarral crediticio, de los primeros momentos, le ha sucedido con amplificación del impacto, el secarral crediticio orquestado por las administraciones. Las consecuencias, son obvias, la crisis se hará más severa y duradera. Las administraciones son pésimas distribuidoras de los recursos, dado que el grueso de los recursos se lo quedan para atender sus gastos ordinarios y la parte restante la emplean en políticas económicas a favor de sus protegidos, otra parte de sí mismos, con escasísimo impacto en la actividad económica.
:: Los que van a morir
La señora de la guadaña lleva dos años haciendo visitas a las empresas. Su agenda está cada vez más apretada. Hace horas extras. Ya no duerme y las empresas tienen dos opciones o morir o pasarse, las que tengan esa opción, a la economía sumergida. Eliminar de un plumazo el 40% de los costes es una opción, legítima, pero con evidentes desventajas desde el punto de vista policial, pero una opción. Muchas empresas ya no tiene, ni siquiera, esa opción. Los que van a morir ya no saludan. No tienen fuerzas ni ganas.
Estamos asistiendo a una reorganización brusca de la oferta y la demanda, que afecta a los sectores claves de la economía, entre los que se incluye el sector financiero, el que ha dinamitado la arquitectura moral de nuestra sociedad, y que la clase política desea salvar en su actual formato. No quieren salvar a los cuentacorrentistas o ahorradores, que sería comprensible, quieren salvar a los propietarios y gestores del sistema financiero, lo que es asombroso amén de una quimera.
A la legión de los muertos se añadirán los que van a morir. Cuánto mayor sea el funeral mayor será el duelo político e institucional. Ninguna crisis es gratis y en esta ocasión no se saldrá de ella al modo clásico, reforzando el estado y su capacidad de gasto. Se saldrá de ella reforzando las garantías jurídicas de sus ciudadanos y aliviando sus costes de supervivencia. Lo contrario es el tumulto. Una civilización antihumana es posible pero a un alto precio. El debate izquierda/derecha, a pesar de su aparente vigor, falso, es el guión para un teatrillo de guiñol sin público. Los cambios ya se están produciendo. Los movimientos convulsos para hipostasiar el Estado, bruscos, son en realidad espasmos, falsos movimientos, que no tendrán continuidad en el tiempo y estarían anunciando el movimiento inverso.
:: La cuestión tecnológica
La producción y distribución de maquina herramienta cada vez más pequeña y sofisticada, la expansión de la ingeniería de gabinete (que en España está en pañales), la expansión de Internet y las tecnologías que dan soporte a la interacción y comercio distribuido, son factores de importancia crítica que empujan en una única dirección: la recapitalización de la microempresa y la pequeña empresa.
Para que tal cosa ocurra será necesario sustituir cuanto antes al decimonónico y extraviado sistema financiero, que dilapida nuestra capacidad de ahorro e inversión, y renovar toda la clase política. Avanzamos hacia una sociedad más eficiente y transparente y pocos procedimientos que ahora practicamos sobrevivirán.
En estos instantes, la mayor parte de procedimientos e interpretaciones funcionales que caracterizan a nuestra sociedad ya son obsoletos y nos hablan más de una sociedad extravagante que de una sociedad atenta. Las administraciones públicas son el sector más afectado por la reorganización de la oferta y la demanda. Sin entrar a considerar el precio al que están, están donde nadie las necesita, matando riqueza.
