


Crisis dentro de la crisis. La barrera y el límite para pertenecer al PP y tener algún cargo público en dicho partido ha sido establecida en el día de ayer, en rueda de prensa, por su presidente: ¡Nadie miente a Rajoy! Ni pruebas, ni indicios racionales, ni Dios que lo fundó. La condición inexcusable para pertenecer al PP y tener algún cargo público dentro dicho partido, ha quedado inscrita en el frontispicio de la sede de la calle Génova: ¡Nadie miente a Rajoy! Con eso basta.
Ricardo Costa no fue cesado o destituido por quien podía, el Comité de Dirección del Partido Popular de la Comunidad Valenciana y su comité de conflictos. Fue destituido en un despacho a petición sugerida, silbada al oído, de Mariano Rajoy
El Partido Popular, por boca de su Presidente, ha dejado claro en qué consiste la militancia en un Partido. Ser leal al jefe, obedecer sus deseos antes de respirar y dejarse someter por encima de las leyes y los estatutos. Y Mariano Rajoy ha dejado entrever en su comparecencia pública, que la destitución de Ricardo Costa fue pactada hace días, probablemente, en el encuentro a medio camino entre Madrid y Valencia. Y ha dejado dicho que por encima de leyes, indicios racionales y conductas equívocas, lo sobresaliente, lo único que cuenta, es no mentir al jefe, o sea, estar atento, de manera sistemática a sus deseos, por encima de estatutos y leyes, cuales fueren.
Y dado que la destitución, finalmente, a trancas y barrancas, de manera harto confusa, se ha producido, Mariano Rajoy, ha revalidado su confianza en Francisco Camps. Mensaje que ha enviado a Francisco Camps y al resto de la ejecutiva que le presiona para continuar la limpieza en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Su comparecencia más que un grito, fue un aullido: ¡Quiero obediencia irrestricta!
:: Nadie le resiste la mirada
La comparecencia de Mariano Rajoy es la medida de aplicación para el resto de partidos. La diferencia entre Mariano Rajoy y el resto de líderes, es que Rajoy ha tenido la indecencia —un descuido— de hacer público qué cosa es esto de pertenecer y militar en un partido. Al emperador nadie le miente. En el día de ayer, Mariano Rajoy, que bien parecía que se había tragado el palo la bandera, con su peculiar estilo de Registrador de la Propiedad, asentó para la posteridad, en el registro de las cosas infumables, las reglas del juego. A Mariano Rajoy nadie le resiste la mirada. Alfonso Guerra, bien sucedido, por otro menesteroso de las ideas, Zetaparo, dejó dicho en qué consistía la militancia en el Partido Socialista Obrero Español: ¡El que se mueve no sale en la foto! El agua no es más clara que la consigna de Alfonso Guerra. Desde entonces hasta hoy, la disidencia en el Partido Socialista Obrero Español, se traduce en guerra de sables.
Y si en el PSOE el que se mueve no sale en la foto, en el PP, se repite la máxima, nadie le resiste la mirada a su Presidente. No se dice pero dedúzcalo, el voto de obediencia es parte intrínseca de la militancia en los partidos. Estamos donde siempre estuvimos, en Tailandia, donde los súbditos no tienen autorización para sostener la mirada a su Rey พระบาทสมเด็จพระเจ้าอยู่หัวภูมิพลอดุลยเดชมหาราช (Phra Chaoyuhua Bhumibol Adulyadej), Rama IX, El Grandioso.
Ricardo Costa no fue cesado o destituido por quien podía, el Comité de Dirección del Partido Popular de la Comunidad Valenciana y su comité de conflictos. Fue destituido en un despacho a petición sugerida, silbada al oído, de Mariano Rajoy, el ser al que ningún mortal puede sostener la mirada y dechado de virtudes. Rajoy I, El Grandioso.
