


Análisis. El deterioro del rating de nuestras entidades financieras, de nuestra economía, es el deterioro del rating de nuestra clase política (bajo mínimos). No podemos continuar al trantrán, contemplando como todo a nuestro alrededor se deteriora, como nos empobrecemos y como las cifras del paro crecen, de manera despiadada, asolando nuestro futuro. Necesitamos claridad y coraje. Tenemos crisis, claro que sí, crisis de rating, nadie da la talla.
¤ CRISIS GLOBAL DE RATING
Los dueños de la banca, sin excepción, en todas partes, están en las bancadas políticas. Si les diera por aplicar la norma internacional contable, la existente, hunden el sector financiero. Y al revés, hacen lo que están haciendo, mirar para Constantinopla, que ya no existe, para salvar el sector financiero que equivale a salvarse a sí mismos. ¿Lo lograrán? Existen muchas dudas
Los dueños de la banca, sin excepción, en todas partes, están en las bancadas políticas. Si les diera por aplicar la norma internacional contable, la existente, hunden el sector financiero. Y al revés, hacen lo que están haciendo, mirar para Constantinopla, que ya no existe, para salvar el sector financiero que equivale a salvarse a sí mismos. ¿Lo lograrán? Existen muchas dudas. El sector financiero tiene fallos matemáticos estructurales, una suerte de modelos matemáticos de fantasía que le dan cobertura para modelar la inmensa cantidad de dinero existente hasta que adquieren la apariencia de productividad. Y el modelo político, consecuentemente, tiene fallos estructurales del mismo porte, muy intensos.
La Banca mundial (se incluyen a las Cajas de Ahorro) se ha dedicado, principalmente, a invertir en sí misma, a concederse créditos a sí misma, al autonegocio excluyente, con la apariencia de economía productiva. Han utilizado el dinero de los bancos centrales y el de los depositantes (clientes), básicamente, para concederse créditos a sí misma. Y para respaldar tanto desatino, la banca de inversión contrató el diseño de algoritmos específicos. Desde entonces, hemos levantado la montaña de azufre que hoy tenemos. Y no es ocioso recordar que cuando la banca concede créditos, por ejemplo, para comprar viviendas, lo que está haciendo la banca, dos y dos, es invertir en sí misma. El gran negocio de la banca son sus propios negocios, que colisionan en casi todos los casos con los negocios de sus clientes.
:: El problema de fondo
La clase política española lleva años organizando el sobreprecio y la sobreoferta de suelo, viviendas y locales comerciales, sirviéndose de la Banca y de las Cajas de Ahorros, aprovechándose de la manga ancha del sistema financiero para autoconcederse créditos. Autocréditos que modelan, ya lo hemos dicho, para que adquieran la apariencia de economía productiva. La certeza matemática de su modelo, les otorgó apariencia de verdad científica, de cosa que se podía pesar y medir cuando la ciencia hace tiempo que trabaja con señales eléctricas que no se pesan, se miden mal y nos sabemos del todo bien, como se propagan. Los políticos se creyeron, y les pareció estupendo, que detrás de los algoritmos había ciencia y que por dicha razón, era totalmente lícito y recomendable, abrir la espita para que la banca utilizara todos los recursos monetarios disponibles, los del Banco Central y los de los clientes, para autoconcederse créditos.
:: Solución verdadera
El sistemas financiero existente, es un sistema eminentemente político y que ha servido al sistema político y sus preferencias
Tenemos varios problemas. A) Impedir que se autoconcedan créditos con la alegría que lo hace, estableciendo buenas reglas de negocio. B) Especializar el negocio bancario, poniendo coto al gigantismo estéril. Y C) Sanear lo que existe. Téngase en cuenta que España cuenta con dos entidades financieras, BBVA y Santander, que el G-20 ha incorporado al grupo de entidades financieras, —20 en el mundo— cuyo colapso tiene dimensiones sistémicas. El colapso del BBVA y Santander, haría tambalear la economía del continente americano y, naturalmente, la de España.
Los políticos españoles, sin embargo, han encontrado en las fusiones y la creación de macroentidades, eso dicen, la solución perfecta a la crisis del sector, así, a capón, sin más consideraciones y sin reconsiderar ni reestructura el negocio financiero. Vuelven a herrar el tiro y en esta ocasión, con la abundante literatura disponible, lo hacen a sabiendas de que están en el mal camino. La ignorancia, en la fase anterior, no constituía un excusa y la alevosía, en la presente fase, añade dramatismo a lo que están haciendo. Escudarse en el Banco de España que tiene la apariencia de estar constituido por expertos financieros independientes cuando son cuerpo regular al servicio de la marca política de turno, tiene poco recorrido. El sistemas financiero existente, es un sistema eminentemente político y que ha servido al sistema político y sus preferencias. El que se quiere reordenar en España, ahora mediante fusiones es, asimismo, eminentemente político y también fallido.
:: Vuelta al mercado
Los españoles tenemos que armarnos de valor y exigir a la comunidad política que nos relate, punto por punto, las pérdidas reales
Nuestra economía necesita y lo necesita imperativamente, deshacer la sobreoferta y el sobreprecio de todos los bienes inmuebles, de todos los servicios y de todos los factores de producción, añadiendo reglas de mercado, esto es, que dichos bienes adquieran el precio que el mercado pueda pagar por ellos, especialmente los bienes inmuebles. La diferencia entre perderlo todo, que los bancos y cajas quiebren, con pérdidas del 100%, y lo hagan con pérdidas del 50%, es mucha y decisiva para el contribuyente español y el sacrificio que nos espera.
Los españoles tenemos que armarnos de valor y exigir a la comunidad política que nos relate, punto por punto, las pérdidas reales. Necesitamos ponernos ante el espejo, asumir las pérdidas, generar un plan de emergencia y decidir si el plan lo podemos acometer dentro del euro o tenemos que abordarlo desde fuera de la moneda única. Nuestros problemas son serios y serias deben ser las alternativas.
