


Reino Unido. El nuevo primer ministro británico, el conservador David Cameron, y su número dos, el liberaldemócrata Nick Clegg, ultiman en Downing Street la definición del Gobierno de coalición que constituyeron ayer, el primero en Reino Unido en más de 70 años y el estreno de estas dos fuerzas políticas en un reparto de poder “capaz de superar las diferencias”. Cameron llegó a la residencia oficial a primera hora de la mañana procedente de su domicilio particular en el barrio londinense de Notting Hill, donde prefirió pasar su primera noche tras asumir un Ejecutivo que hoy mismo terminará de definirse. Posteriormente, el viceprimer ministro llegaba al número 10, donde fue recibido por su nuevo socio.
Cameron confesó que había barajado la hipótesis de un Gobierno en minoría y dijo que la descartó porque no era lo mejor para el país. “Me hubiera traído hasta aquí”, dijo señalando su nueva casa, “pero no era una opción muy poco inspiradora
En el umbral de la famosa puerta negra, ambos posaron por primera vez desde que ayer se selló una alianza que surge con vocación de permanecer cinco años, puesto que los dos partidos acordaron fijar mandatos parlamentarios quinquenales. En consecuencia, las próximas generales deberían celebrarse, a priori, el primer jueves de mayo de 2015. El ‘premier’ ya ha distribuido un comunicado en el que destaca el “compromiso” de su Gabinete y la “capacidad” demostrada para “superar diferencias” por el interés del país.
:: La coalición, la mejor opción
El tono lo dio Cameron en su discurso inicial: “Hoy no arranca sólo un nuevo Gobierno sino una nueva política en la que pese más el interés nacional que el interés partidista y en el que pese más la cooperación que la confrontación”. Un objetivo que se traduce en algunos de los puntos del acuerdo. El más llamativo, la fecha de las próximas elecciones generales, que se celebrarán el primer jueves de mayo de 2015. Un detalle importante para los liberal demócratas, temerosos de que Cameron rompiera el acuerdo cuando se viera fuerte en las encuestas y sabedores de que así se aseguran cinco años por delante para gobernar.
Los dos partidos han cedido en materias importantes. Los conservadores, retirando sus planes para rebajar los impuestos a los matrimonios y elevar el umbral del impuesto de sucesiones. Los liberal demócratas, renunciando a su deseo de entrar en el euro y a la regularización de los inmigrantes sin papeles.
:: La Cámara de los Lores se convertirá en un Senado
El acuerdo entre Clegg y Cameron es un evento revolucionario. Y no sólo porque el Reino Unido no está acostumbrado a las coaliciones sino porque cambiará el sistema constitucional británico, convirtiendo la Cámara de los Lores en una segunda cámara elegida democráticamente por un sistema proporcional al menos en un 80%. Una concesión de los conservadores que supervisará el propio Clegg desde su nueva responsabilidad como viceprimer ministro.
El líder liberal demócrata se deshizo en elogios para su nuevo socio. “Hasta ayer éramos rivales”, dijo, “ahora somos colegas. Eso dice mucho del grado en el que ha cambiado la política en este país. Éste va a ser un Gobierno valiente y reformista que devuelva el poder de los políticos a los ciudadanos y que cumpla el gran principio del liberalismo. Que cada uno tenga la oportunidad de vivir la vida que quiera vivir”.
Cameron confesó que había barajado la hipótesis de un Gobierno en minoría y dijo que la descartó porque no era lo mejor para el país. “Me hubiera traído hasta aquí”, dijo señalando su nueva casa, “pero no era una opción muy poco inspiradora y no era lo que queríamos. Necesitamos estabilidad y una coalición era mucho mejor que la alternativa”. El nuevo primer ministro dijo que eran “dos equipos intentando formar un gran equipo” y confirmó dos detalles importantes: que en cada departamento habrá al menos un liberal demócrata y que Clegg le sustituirá en la sesión semanal de control al Gobierno cuando él no esté.
El mejor momento de la rueda de prensa lo ha propiciado la pregunta de un periodista, que le ha recordado a Cameron algo que no quería recordar: “A usted le preguntaron hace poco por su mejor chiste y respondió con dos palabras: Nick Clegg. ¿Lo mantiene?”. En ese momento Clegg ha sonreído y le ha dicho a su nuevo amigo: “Seguro que no has dicho eso”. A lo que Cameron ha dicho entre risas: “Me temo que sí, Nick”. Clegg ha amagado con irse pero todo era un sainete. Una comedia romántica en Downing Street.
