


Por José Carlos Rodríguez. Cincuenta millares de personas han pisado las calles de Madrid detrás del cartel “Por la igualdad trans”. El madrileño medio tendrá que hacer un esfuerzo para entenderlo. Claro, que es lo menos vistoso de este desfile. Los alardes tienen honda tradición en España, pero ninguno se ha parecido ni remotamente a este, autodenominado marcha del orgullo gay. Desnudez y sexualidad a la vista, adornadas no precisamente para pasar desapercibidos en El Corte Inglés. Hay algo de autoafirmación en todo ello, de reivindicación e incluso de imposición. Decir que tienen todo el derecho a mostrarse tan llamativos como deseen, a provocar toda la atención e incluso el escándalo de que sean capaces es una obviedad innecesaria.
Intereconomía hizo el año pasado una campaña de autompromoción con esa idea. En un spot se comparaba el día del orgullo gay con “364 días de orgullo de la gente normal y corriente”. ¿Cómo hemos llegado a aceptar que Industria imponga multas a los medios de comunicación sin escándalo? Sin menoscabo de otros motivos más festivos, este sí que es motivo para salir a la calle
Tienen derecho a todo ello, claro es. Lo que no pueden pretender es controlar lo que los demás piensen de su comportamiento. No le tiene por qué gustar a todos. No pueden prohibir a los demás que consideren que lo que hemos visto desfilar por la centenaria Gran Vía no es lo normal, lo ordinario, lo convencional. ¿Cuántos de quienes han realizado la marcha del orgullo gay consideran el espectáculo normal? Intereconomía hizo el año pasado una campaña de autompromoción con esa idea. En un spot se comparaba el día del orgullo gay con “364 días de orgullo de la gente normal y corriente”.
El Ministerio de Industria, el departamento de Miguel Sebastián, se ha erigido en policía del pensamiento en España. Y no tolera esa contraposición entre las desnudeces aladas en la calle y la normalidad del ciudadano medio, por lo que ha multado a Intereconomía con 100.000 euros. La piel de Sebastián es así de fina. Tanto derecho tienen los participantes de la marcha a hacer lo que desean como los demás a pensar de ellos lo que les dé la gana. Pero este Gobierno no piensa así en absoluto. Le hace un traje a medida a la sociedad, y si una extremidad no entra por sus mangas, se amputa y santas pascuas. Han convertido a los homosexuales en un colectivo definido y condicionado por su condición sexual e hiperprotegido frente a cualquier consideración que no se adapte a sus propios esquemas. Los comportamientos más normales se convierten, a los ojos del Gobierno, en una perversión punible, y a los alardes más estrafalarios no se les puede contrastar con la normalidad sin castigo.
Esto de que Industria pueda multar a un medio de comunicación por no ajustarse a sus criterios es propio de la experiencia democrática venezolana, pero no de un país miembro de la Unión Europea. La cabra de Zapatero tira a los montes de Perijá. ¿Cómo hemos llegado a aceptar que Industria imponga multas a los medios de comunicación sin escándalo? Sin menoscabo de otros motivos más festivos, este sí que es motivo para salir a la calle.

La ética de la ley natural establece que puede determinarse lo que es bueno o malo para el hombre según le permita o le impida realizar lo que es mejor para la naturaleza humana
Lo perjudicial de la situación no es que existan las indemnizaciones por despido, sino que éstas no se puedan pactar voluntariamente por las partes
Por eso Obama se equivoca y Merkel acierta. Por eso Hoover y Roosevelt se equivocaron hace 80 años cuando desbocaron el déficit público de EEUU
Los difusores de la trola, milenaristas de nuestro tiempo, llevan una década tocando la flauta, con o sin su perro reglamentario, con tal acierto que los socialistas de todos los partidos bailan embobados la tonadilla
Los compradores potenciales de bonos soberanos de España se preguntan si el Gobierno no estará ahogando a los españoles
Las multas están tomando una parte destacable en la financiación de las administraciones locales
El franquismo introdujo y reguló los convenios colectivos por primera vez en el derecho laboral español en 1958.
Lo que sí soluciona el desempleo es la creación de puestos de trabajo por los empresarios. Pero para eso es necesario pronunciar dos palabras malditas: acumulación y capital
Algunos necios no se conforman con llevar vidas sencillas y dejar vivir a los demás: tienen que decirle a todo el mundo qué puede y qué no puede hacerles felices
Más bien son los gobiernos y sus acólitos quienes actúan más irresponsablemente, suponiendo la mayoría de las veces un lastre para el progreso económico y el aumento en la calidad de vida
